miércoles, 16 de octubre de 2013

Juan Rafael Mena Coello


Nació en la Isla de San Fernando (1943). Es licenciado en Filología Hispánica y ha sido profesor agregado de Lengua y Literatura españolas de Enseñanza Media en varios IES de la provincia. Ha publicado una treintena de poemarios y relatos, muchos de ellos galardonados, así como reseñas de libros y artículos de Teoría literaria. Está presente en varias antologías de ámbito nacional. Desde el año 1992 a 2006 colaboró semanalmente en el diario SAN FERNANDO INFORMACIÓN. 
La Fundación de Cultura de San Fernando le editó La araucaria (Antología poética 1968-1998), seleccionada y prologada por Enrique Montiel. Es vocal de letras de la Real Academia de San Romualdo de su ciudad natal y en 2012 el Ateneo Literario, Científico y Artístico de Cádiz le ha concedido el nombramiento de GADITANO DEL AÑO SIGLO XXI EN EL ÁREA LITERARIA.

EL LIBRO


Lector: el libro es ventana
para asomarte a la historia,
y él es también la memoria
que va de ayer a mañana.
Su palabra nunca es vana
y de la idea es partera;
de ignorancia te libera
y tu soledad divierte.
Puede mejorar tu suerte
y, siempre amigo, te espera.



EL AMOR UNIVERSAL COMO CAMINO HACIA LA PAZ

Las manos más unidas son como cuerdas duras
sobre las que reposa más seguro el planeta.
Hoy me ciega las manos un fulgor de utopía
y ellas se multiplican en esa claridad.
Las manos son las redes de audaces pensamientos
que entretejen la urdimbre de frescos ideales.
Las manos solidarias son metal de promesas
que el hacha de las guerras no cortarían nunca.

El amor no merece este nombre si, solo,
en su oculto refugio, se niega a que lo enlacen
con otros corazones para que aúpen juntos,
sobre el circo del mundo, la carpa de los sueños.
Nunca es el corazón más extenso y feliz
que cuando ama y siente como un gozo ese peso.
El amor, cuando abre mil caminos, se pierde
en esas entusiastas fronteras de los otros.
Aumenta territorios de afectivos trofeos
y allana los obstáculos de pedregosas furias.
El amor es vigía desde su cofa humana,
buque que busca el puerto de una paz floreciente.
No hay paz si no se entraman las manos laboriosas
en su quehacer hermano de la espiga y el canto.
Se recorre el camino de la paz que se escribe
con pies de compromiso y frentes conciliadas.

Que el amor siembre besos de plurales alcances
y endulce los oídos de desiertos y aldeas.
Habrá paz si el amor sus abrazos redobla

y aprende a tener manos que sean planetarias.

Juan Rafael Mena


2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Juan, me alegro de que participes en este encuentro. Preciosos poemas.
    Podéis ver el poemario "LA ARAUCARIA" aquí:
    http://juanmenacoello.webcindario.com/portada.htm

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