jueves, 10 de noviembre de 2016

JOSÉ PUERTO


(El Nacimiento de Zambra, Córdoba)

¿Qué quién soy?...    Un hijo del agua y el aceite y del sudor y el agobio de unos padres laboriosos con miedo al hambre, heredado de la posguerra... Un chaval de quince años que se estremeció con cantares, romanceros, "intelijencias" exactas y rayos incesantes, que se enamoró y mantuvo una relación tempestuosa con la poesía, con quien  tuvo un par de  libros llorones y ripiosos que abandonó en el último cajón... Un joven inmaduro que rompió con su primera novia y le fue infiel aún manteniendo en ocasiones encuentros esporádicos con ella... Un cuarentón a medio hacer que se reconcilió con ese primer amor y descubrió que ni ella era la misma ni él tampoco y desde entonces trata de legitimar su unión sin acabar de conseguirlo... Un aprendiz de viejo verde sin edad que se peina con raya cada vez más ancha, que de cuando en cuando usa sombrero para que no se le escapen los pájaros de la cabeza y que de mayor quiere ser músico cantor del prodigio de la vida y curandero de corazones encogidos... Un viajero en la red de Poetocarriles Españoles que se sube al tren cuando tiene ocasión y billete, consciente de que no importa el destino final del convoy sino disfrutar y admirar las estaciones por donde pasa y “sintocinar”, (conectar en lo magro y esencial), con los compañeros de viaje... Un poeta chalado y peregrino de tantos y tantas. Bienhallados seáis, hermanos, hermanas del alma.




EL CICLO DEL ALMA

Cuando empieces a notar las cosquillas
amorosas, amarillas, los cuchillos
sonrientes del sol acariciándote,
destilando la pulpa latente de tu alma,
enardeciéndote a subir, a emprender vuelo,
haciéndote leve, desprendiéndote
de tu espesa memoria de sal,
de tu potencia ondulada y azul…
Cuando sientas que empiezas a volverte
vapor sutil, vaho invisible… Entonces,
sin apenas advertirlo te habrás cargado
de todo tu poder fecundador, entonces...
No te unas a ninguna nube enfurecida
que te congele el corazón  y que te llueva
hecha granizo o aguacero asesino.
Agrégate a un nimbo limpio y cálido
que te derrame en bautismo, en ablución
salubre y bien llegada sobre la dermis de la tierra,
que te llueva sobre la vida expectante y boquiabierta;
sedúcela, penétrala blandamente y luego…

...Nácete, alúmbrate en manantial escogido,
que tu viaje sea largo, lento y generoso
regando campos, calmando sedes,
animando alientos... No tengas miedo
a pasar por azúcar libada en flor de un día,
procura hacerte fruta madura, carne jugosa,
no te amedrente tu trasiego continuo
por la savia y por la sangre,
ser tragada por raíces y fauces hambrientas,
ser filtrada y evacuada una vez y otra,
limpiar las mugres y los sudores;
no te precipites, baja limpia y mansa,
no arrastres hacia el mar barro ni cieno;
deja que te naden y te naveguen
camino de tu desencarnadura
y al aposentarte en la bahía donde la eternidad
se enrolla sobre sí misma en cada gota
siente la plenitud destilada en el vacío
y toma conciencia del caudal  acumulado
en toda la vida que hayas dado a beber.

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