miércoles, 9 de noviembre de 2016

PIO ROMULO ZELAYA CASTRO


Nació en Lima en 1972. Actualmente vive en Jaén. Andalucía.
Es un poeta que toma contacto con la poesía desde muy temprana edad a través de la declamación, admirador de Romualdo,  Machado, Chocano y Rubén Darío. Descubre su propia poesía como su estilo de escribir en general.
Con su poesía dice que, no trata de hacer literatura, porque es ponerle palabras a la música de sus pensamientos y trata con sus versos de decir una palabra que lo represente y le haga decir algo de lo suyo más íntimo.
Ha participado en varios recitales poéticos sobretodo en Andalucía y algunos de sus poemas están publicados en las recopilaciones de los mismos.


SI FUERA VERDAD TU NOMBRE
​I.​
Anatema nacida de voz femenina
y humo superficial de brebaje
viajera desde el fin de la tierra
medio camino en Astur,
nigromancía para traer del Parnaso
odas, rimas y vates,
impronta en mis retinas
pinacoteca de una sola mirada
tu sonrisa el hechizo
tu nombre mi sentencia

II.
​Me he hecho con tu nombre
una ilusión en esta ciudad
ya era feliz antes de encontrarte
me he inventado un lugar con tus letras
para seguir caminando sin camino.

El frío que afila los bordillos
y cristaliza las tibias
no me decepciona
abriga el vacío de estar vivo.

El cielo gris enciende
el brillo de mis ojos que incansables
siguen buscando tu mirada
esa que congeló
una mágica mañana de Madrid.

III.
​Soñé que en un beso
se atenuaba tu rostro
caían tus párpados
en gesto conjunto con tus labios
insinuando esa hermosa sonrisa.

Te soñé y no quise despertarme,
una noche de jueves
esas de la poesía
desperté con el sabor de unos labios
y no dudé en darles tu nombre.


II.
Si fuera verdad tu nombre
estaría enamorado de ti
tendrías a mi corazón palpitando
al ritmo de tus pestañas
aguardando rayos de luz
en la sonrisa de tu mirada
y buscando la luna
en cada reflejo de tus ojos negros.

Si pudiera escribirte versos
confesaría la pasión de mi ilusión
y no cesaría de gritar
que me enamore de ti
en un golpe de mirada,
la belleza justa del encanto.

Yo no soy el poeta pianista
que no se perdona
el silencio de aquella noche del alma
para llamarte eternamente bonita
solo soy el poeta atrapado en el tiempo
que traiciona al silencio
tan solo para dejar a tus pies

un ramillete sin rimas.

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