sábado, 18 de octubre de 2014

CONCEPCIÓN RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ


Concepción Rodríguez Rodríguez
Correo electrónico: salinejo@hotmail.com  
Miembro del Grupo Cultural A.C.A.D.E.M.U.S.

Mis libros:
 “Con acento” y “Mi rincón especial” que pertenecen a la colección “Escritos de la mala lengua” de Ediciones del Vértigo.
Colaboradora de diferentes revistas literarias de Algeciras,.
Premio de Relatos Cortos “África Redondo”
Componente de la Coral “Portus Albus” y Asociación Musical “La bohemia”

POEMAS:

CON LAS MANOS VACÍAS

Tú llegaste a mi vida
una tarde de aquel año
que sellamos compromiso
y amor eterno juramos.
Te di amor a manos llenas,
lo más dulce de mi vida,
todo el calor de mi cuerpo
y un amarte sin medida.
No supiste apreciar
lo que a tu alcance tenías
y hoy me tienes ante ti
con estas manos vacías.
No siento nada por ti
tanto como te quería,
todo ha muerto entre nosotros
por si aún no lo sabías;
sólo me queda en el alma
soledad y noches frías,
sin un cariño que llene
estas manos tan vacías.



AÑORANZA

En la apacible noche
te añoré con todas mis fuerzas.
Tú no estabas.
sólo me quedó el perfume
de tus cabellos
impregnado en mis manos.
Las olía una otra vez,
queriendo tenerte cerca.
Ahora, sin ti,
se me hacen los días eternos
y las noches oscuras,
llenas de sombras,
en las cuales sólo veo tu imagen
que se acerca a mí.
Cuando extiendo mis brazos
y trato de alcanzarte
te esfumas, deslizándote
hacia las estrellas,
aumentando mi dolor
por no tenerte cerca.
Sobreviviré, pero, ¿cómo?
si contigo, también,
 se fue mi vida.
Me dejaste con las manos vacías
y el corazón lleno de miedo
por no tenerte.
Quiero que la próxima Luna
nos sorprenda juntos
como tantas otras veces.
¡Vuelve pronto, mi amor!
porque quiero vivir
el resto de mi vida, contigo.



TENERTE

Tenerte a ti, mi máxima obsesión
el tomarte entre mis brazos
¡no sé que daría yo!
Robar un beso en tus labios
una dulce sensación y
néctar de perdición
recorrer todo tu cuerpo
tan sólo con la mirada
y entregarnos al amor.
Permanecer todo el tiempo
en plenitud de placer
refugiándome en tu pecho
con deleite y dejadez
sin siquiera una palabra
que el alba pueda romper.
Acariciarte tu cuerpo
de la cabeza a los pies
y darte los buenos días
bebiendo en tus mejillas
esas gotas de rocío
antes de que el sol temprano
nos presente un nuevo día.











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