sábado, 7 de octubre de 2017

ISABEL Mª CAÑUELO (LARISA)


Me llamo, Isabel María Cañuelo, como alias Larisa que me puse hace 16 años al entrar en el mundillo de Internet, ya hace años, así que, ya no sé si me llamo de una manera u otra. Unos me dicen Larisa y otros Isabel, pero da igual los dos me gustan. Nací en Cádiz y como digo siempre, La Caleta mi primer llanto escuchó, ya que nací en el Hospital de Mora un 3 de mayo de 1950.
Empecé a escribir de pequeña cuentos, y más tarde me pase a los poemas.
Como tenía gran imaginación, mis amigas siempre querían que les contara algo que me iba inventando sobre la marcha y así sigo. Escribir me ayuda cuando estoy triste, también cuando veo algo que me llega emocionalmente y que os voy a decir que no sepáis, que disfrutamos con ello.
Este será mi tercer encuentro, encuentros maravillosos en los que los pasé muy bien y espero pasarlo bien en este próximo.
Mi recorrido es corto, quedé finalista en Argentina en el concurso Poemas y relatos cortos “Continuidad de las Voces 2012” de la “Editorial los Cuatro Vientos” y hace poco nació mi poemario “Mar de Sentimientos”, un parto poético que ha tardado más de la cuenta, pero que me ha dado muchas satisfacciones.

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Maldita vejez
A ti que te veo
arrastrando los pies
con dos bolsitas de compra
no muy pesadas
pero no puedes con tu cuerpo
mucho menos cargarlas.

Bajo un sol de justicia
de un día primaveral
te miro y caen lágrimas silenciosas
que rodando por mi cara van.
Sentí deseos de ayudarte
pero solo  vi como te alejabas
desde mi ventanal,
con tus pasos cortos y pausados
porque no puedes más.

No te conozco de nada
pero en mi corazón siento pesar
y ya mi mente empieza a pensar
¿estará solo o no lo estará?,
si está solo ¿cómo se apañará?
Maldita vejez que el cuerpo degrada
y maldita sea del anciano su soledad.

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Cita a ciegas
Tuvimos  una cita a ciegas
en un parque yo te esperé
mirabas de un lado a otro
impaciente y temeroso a la vez.
Te observaba en la distancia
te sentaste frente a mi
no te dabas cuenta que yo te miraba
porque  tu no me mirabas a mí.
A quien esperabas, dime
qué ilusiones te hiciste
esperabas una belleza posiblemente
no una frágil florecilla silvestre.
Al fin me miraste nada en tu rostro vi,
que indicara que sería yo la que buscabas.
Pero el milagro ocurrió
en mis ojos centraste tu mirada
quedando éstas prendidas
tu mirada y mi mirada.
Sin decirnos nada juntos caminamos
corto se hizo el camino
cogiendo mis manos las besaste

te despediste con un cálido, hasta mañana.

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